Un espectáculo de los pies hasta el sombrero

Ayer por la noche, mi mujer y yo tuvimos la oportunidad de asistir a un espectáculo donde la magia, los malabarismos y sobre todo el buen humor se dieron cita. 

Hace años que seguimos la trayectoria de Avner Eisenberg, pero siempre había sido a través de vídeos de youtube, nos sorprendía la genialidad de este artista, con unas poquitas cosas y sus expresiones y movimientos, es capaz de llenar toda la escena. Así que, cuando nos enteramos que venía para acá, no lo dudamos ni un instante y compramos las entradas para poder ver su genialidad en directo. 

Entramos y nos encontramos que habían unas cuantas personas, nos dejó en shock que el teatro no estuviese lleno. El Guiniguada es un lugar agradable, pequeñito y acogedor y es una lástima que hubieran asientos vacíos. 

Llegamos pronto, así que tocó dar un pequeño paseo antes de entrar en la sala, pero no se demoró mucho. Cuando dieron las y media, quizás unos minutos más, estábamos deleitándonos con la profesionalidad y ternura de Avner.

La verdad que el número está muy bien hilado, el personaje super trabajado. Va interactuando, prácticamente todo el rato, salvo en contadas ocasiones,  con el público y a la vez haciendo de todo un poco. Sorprendiéndonos y sorprendiéndose a si mismo. Sin querer desvelar mucho, para que los que quieran y tengan la oportunidad vayan a verlo, si diré que se nos hizo corto. La duración de todo el show es de una hora y cuarto y sin lugar a dudas te deja con ganas de más. 

Para abrir boca, verás algo de magia aquí y allá, malabarismos cuando menos te lo esperas, mucho humor y lo mejor todo es gestualizado, apenas lo oirás hablar y eso tiene un mérito enorme. Poder transmitir con todo el cuerpo y que el público se quede absorto, esperando más y más, toda una proeza. 

Al final tuvimos la suerte de sacarnos unas fotos con él y de charlar unos instantes, muy cercano y agradable, sin lugar a dudas para repetir. 




Un pequeño fragmento de su arte


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