Magiqueando con Luigi Ludus



Si la creatividad buscara una persona que la representara, encontraría uno de los mayores ejemplos en el mago que hoy nos visita. Pedagogo, descubridor de mil herramientas partiendo de lo conocido y de lo desconocido, singular y con gracia, este artista se ha sabido situar y a través de sus actos, demostrar que ama lo que hace, que lo hace bien y que encima hace pasar un buen rato a los que lo ven subido a los escenarios.

Buenos días Luigi,

Hola amigos, un gusto poder compartir con vosotros este ratito de lectura, y como siempre digo, a vuestra disposición para lo que haga falta.

¿Qué podrías contarnos acerca de ti, para aquellos lectores que quizás escuchan tu nombre por primera vez?

Hablar de uno mismo no mola nada. Quizás lo primero que se me ocurre para empezar a contestar es hablar de mi trabajo, pero eso sería lo normal, así que paso. Voy a contaros por ejemplo que Luigi no es un mote, ni es un nombre artístico puesto por los amigos del colegio, Luigi es el nombre que mis padres decidieron ponerme hace 44 años (tengo 43 aun pero ellos lo decidieron cuando yo aun no había salido). Pero como hace esos años, los nombres raros no se podían poner, en mi documentación aparezco como Luis Ángel (esto no lo sabe mucha gente), hijo de Luis, un músico de toda la vida que arreglaba máquinas de coser para ganarse la vida, y de Ángela, que hacía magia de la buena para sacar adelante una familia con dos hijos y el sueldo del mecánico de máquinas de coser.

Mi padre tocaba la guitarra, desde que tengo uso de razón y hasta que decidió repentinamente que la tierra se le había quedado pequeña. Y tocaba todos los días, hubiera actuaciones en la agenda futura o no, todos los días ensayaba. Esa constancia se vino conmigo en los genes, nadie regala nada, si quieres algo tendrás que trabajar duro para conseguirlo. Él tocaba su guitarra para ser feliz, y para hacer feliz a los demás. Lo viví desde pequeño, y se me metió dentro. Poco a poco, y sin darme cuenta, porque el Luigi de niño era el ser más vergonzoso que habitaba en varios kilómetros a la redonda.

Según tengo entendido, todo comenzó no con la magia como tal sino con la magia de las risas y los payasos ¿Cómo fueron esos principios?

Pues terminada ni carrera de pedagogía, y después de tres años trabajando como educador en un centro de acogida, me surgió la posibilidad de impartir unos cursos oficiales de monitor sociocultural, que había sido una de las asignaturas de mi carrera. Aquello me encantó, y fue el primero de muchos cursos que pude impartir en aquellos años. De ese primer curso surgió un grupo de animación con dos de mis alumnos, y empezamos a hacer algo que en aquella época era muy raro: animar cumpleaños y otros eventos en los que hubiera niños y niñas de por medio.


Así nació Ludus, un grupo de animadores y animadoras que pronto comenzó a crecer al haber encontrado una actividad que nadie hacía en nuestra zona. Y así, poco a poco fuimos haciendo fiestas cada vez más grandes, siempre con talleres de maquillaje, globos, juegos y música. Un día, en la fiesta de fin de curso de un colegio, cuando estábamos en pleno trabajo con los niños, el director nos preguntó que a qué hora era la actuación. ¡Actuación! ¿Qué actuación? Aquel director le había dicho a todos que los payasos iban a hacer una actuación en el escenario, y nosotros sin saberlo. Así que en 10 minutos, Fran, Alexie y yo nos creamos un guion para poder salir del paso con algunos de los recursos que teníamos. Aquello nos enganchó. Nos encantó la respuesta del público, las reacciones, la improvisación y la famosa adicción a los aplausos.

Decidimos en ese momento empezar a trabajar esto en serio, creando guiones, ensayando, actuando, ideando nuevas rutinas y teatros. En poco tiempo empezamos a movernos mucho y ampliar nuestras fronteras, actuando por todo el territorio nacional.

Con la intención de seguir formándonos en el mundo de la animación, nos apuntábamos a todos los cursos que podíamos, desde decoración a creación de figuras con globos, maquillaje y magia. Fran y yo nos apuntamos a un curso de magia en Sevilla, al que íbamos cada sábado desde casa (casi 300 km cada sábado), y así estuvimos unos meses hasta que Dani DaOrtiz se cruzó en nuestras vidas, pasando a ser amigo y maestro en muy poco tiempo. Así, casi sin darnos cuenta, comenzamos a trabajar en festivales que Dani organizaba, con nuestro espectáculo de payasos que cada vez tenía más toques mágicos. Y justo aquí, encaja perfectamente la siguiente pregunta.

¿Nos podrías hablar del dueto Luigi y Fran?

Todo avanzaba muy rápido, y la magia estaba cada vez más presente en nuestros números. Ya por estos entonces, el trio había pasado a ser una pareja, quedándonos Fran y yo como integrantes de la Compañía Ludus. En este momento creo que dio la vuelta a la tortilla y lo que era un show de payasos con toques de magia, pasó a ser un show de magia con toques de payaso. Nuevos personajes, nuevo espectáculo y cada vez más trabajo.

Así fue como decidimos presentar un número en el Congreso Mágico Nacional celebrado en Madrid en 2011, consiguiendo un segundo premio en nuestro debut en un concurso, quedando por detrás del famoso Desierto en el que quedó la primera plaza. Eso nos abrió muchas más puertas y fueron años muy interesantes en nuestro crecimiento profesional.


Encontrar a alguien con el que te entiendes en escena a la perfección es una suerte muy difícil de tener. Y no me refiero solo a que el resultado sea bueno en las tablas, me refiero a solucionar problemas que surgen en el directo con tan solo una mirada, saber en todo momento como va a reaccionar tu compañero si decides improvisar algo. Actuar con Fran es eso, es pasarlo muy bien, y eso se transmite al público.

Desgraciadamente la crisis llegó para todos y los festivales comenzaron a reducir sus presupuestos. Volvimos a conseguir otro premio nacional, esta vez en Cáceres 2014 pero definitivamente la crisis pesó más que nosotros y tuvimos que empezar a bailar también cada uno por un lado. Seguimos haciendo cosas juntos, seguimos siendo socios y cada vez que podemos volvemos a disfrutar de ese entendimiento en escena, pero es cierto que nuestras carreras en solitario también están tomando su camino.

¿Qué tiene la magia infantil y familiar que te ha cautivado tanto?

Siempre se me ha dado bien jugar con los niños. Cuando tenía 12 años pasaba horas jugando en la calle de mi abuela, yo era de los mayores y siempre estaba inventando juegos para todos. Conforme crecía, seguía jugando con los niños de mi edad pero también con los más pequeños, que venían a buscarme para que les hiciera juegos. Siempre me han gustado los niños y creo que tengo algo que yo les gusto a ellos. No sabría explicar lo que es pero cada vez que cuento esto pongo un ejemplo que a lo mejor, escrito, no suena nada bien. Lo voy a intentar. Dicen que los perros desarrollan la capacidad de oler el miedo en las personas, de alguna manera detectan a aquellas personas a las que no les gustan los perros. Pienso que los niños y las niñas tienen una especie de sentido desarrollado con el que son capaces de detectar a aquella persona a la que le gustan los niños.



Llevando esto al mundo de la magia, creo que mi público detecta muy pronto que me caen bien, que se lo van a pasar bien, y realmente ese es mi objetivo, que lo pasemos bien entre todos, yo el primero, pero también pequeños y mayores. Vamos a pasarlo bien, y la magia va a ser la herramienta que utilice para eso.

Cuando termina un show quiero que la gente se vaya diciendo “que bien lo he pasado”, para mi es mucho más importante eso a que se recuerde un efecto concreto. Cuando escucho o leo, que los mayores se lo han pasado “como niños” es el mejor piropo que puedo recibir, porque es lo que pretendo. Hay un momento que la vida nos obliga a dejar de ser niños, a convertirnos en seres responsables, que poco a poco van olvidando lo que es reírse de tonterías, de pasar el rato pasándolo bien por el simple hecho de pasarlo bien, sin más. Y si durante la hora y pico que dura el espectáculo, consigo que todos volvamos a disfrutar pasándolo bien, el objetivo estará cumplido.

Los que conocen tu trabajo ya lo saben pero para los que no, igual les puede llegar a sorprender ¿Cómo se lleva eso de hacer magia y cantar a la vez?

Bueno, creo que la magia cantada ha sido un antes y un después en mi carrera. Siempre he intentado buscar presentaciones originales a mis efectos. Claro que he hecho los juegos tal y como vienen en las instrucciones, incluso con la misma charla de esas instrucciones, pero llegó un día en el que la propia inercia me llevó por el camino de buscar presentaciones originales. Y así, si yo sabía manejar el diabolo, quería inventar una presentación a algún efecto en el que pudiera hacer diabolo, por ejemplo.


Yo he cantado con mi padre toda mi vida, hemos hecho muchos juegos de improvisar canciones, cambiar letras de canciones conocidas o cambiar los ritmos de las canciones a la mitad. Así que ¿Por qué no? Se me ocurrió presentar los aros chinos con un rap, y al ver el resultado que causaba en el público, tuve claro que eso era un diamante que tenía que pulir. Así que esa fue a primera presentación que hice cantando, y ahora tengo un show llamado “Cantando bajo la magia” donde la música y la magia se dan la mano de forma muy estrecha.

Estás siempre de aquí para allá yendo a festivales de magia infantil ¿Cómo son esos encuentros y qué se vive en ellos? ¿Puedes desvelar algo?

Bueno creo que es incluso mejor porque voy a festivales de magia infantil pero también a festivales de magia en general en los que se le da importancia a la especialidad a la que me dedico. En estos casos tenemos que hablar de magia familiar ya que prefiero hablar de magia infantil cuando actuamos solo para niños y niñas, que son muy pocos casos.



Por regla general estos eventos, ya sean encuentros, festivales o congresos, suelen tener los tiempos muy limitados y si quieres compartir con otros compañeros hay que hacer malabares con los horarios, pero siempre se saca tiempo para ello. En mi caso, que soy enemigo de las noches largas prefiero aprovechar la hora de las comidas para las relaciones con otros compañeros.

Tengo suerte de conocer a tantos compañeros, suele pasar que los que nos movemos por festivales coincidimos muchas veces a lo largo del año, y esto crea una amistad muy especial a la vez que curiosa. Y es que pueden pasar dos años desde que compartí ratos con alguien, que cuando nos volvemos a ver es como si nos hubiéramos visto la semana pasada. Creo que las redes sociales también han ayudado a mantener este tipo de contactos.

He oído hablar que te sueles describir a ti mismo como mago raro ¿a qué se debe eso?

Jajaja me encanta esta pregunta. En realidad, es algo más comercial que real, pero me funciona bastante bien. De hecho, si pones en Google Mago raro debo salir de los primeros y es que ese fue el título de mi primer espectáculo en solitario. Algo no debió entenderse bien cuando en el siguiente espectáculo que ya fue el Cantando bajo la Magia, me presentaban en los sitios como “Luigi Ludus, un mago raro, presenta su show Cantando bajo la Magia” así que esa coletilla se quedó acompañando a mi nombre y lo utilizo durante el show.

Como os decía antes, suelo hacer presentaciones distintas de juegos clásicos, así por ejemplo hago cantando el Joker Tube, un siempre seis y el juego de los aros, me invento presentaciones de clásicos que el público ha podido ver antes, pero presentados de otra manera, y por ello les digo que soy raro. Hablo de cacas pero también de la ley de la gravedad, no sé, es una mezcla extraña que creo que funciona con el público para el que trabajo.

¿Eres partidario de esa afirmación en la que se dice que cualquier juego, aunque sea malo, puede ser salvado con una buena presentación?

Partidario 100 % y añadiría que no solo cualquier juego, sino cualquier material. Muchas veces confundimos juegos con materiales, me explico: un coloring book no es un juego de magia, es un material con el que vamos a hacer un juego de magia, pero el coloring en si no es el juego. Si pasamos los colores de un libro a otro, ese será el juego que hagamos con el coloring como material.

Y es que el público no entiende de juegos ni de materiales, quiero decir, el público ve una mesa, un vaso y un anillo, para ellos todo eso debe ser normal. En nuestras manos y sobre todo en nuestra cabeza e imaginación, estará hacer que se material se convierta en un juego bueno o un juego malo.

¿En qué te ha ayudado la pedagogía a mejorar en tu magia? ¿Crees que son como dos hermanas que van cogidas de la mano?

Bueno siempre he dicho que espero que los médicos salgan de su carrera más preparados que yo salí de la mía. Quizás me haya ayudado a entender que cada cabeza es distinta, que no hay niños diferentes sino que todos son diferentes, que cada uno evoluciona de una manera y por tanto ven la magia de una manera distinta. Pero hay una cosa que los iguala a todos, y es que todos los niños del mundo buscan pasarlo bien, con sus herramientas y sus cosas pero todos aman reírse. Así que ahí estará nuestro trabajo, como facilitadores de esa felicidad.


La psicología evolutiva que yo estudié está muy pasada de moda, hoy los niños despiertan mucho antes que hace 30 años, los estímulos son muchísimos desde muy pequeños. Hoy podemos ver a un niño con 1 año que sabe moverse por el menú de un teléfono móvil. Reciben estímulos constantemente, tienen la información a mano. Durante un show, un niño puede usar su móvil para buscar “como se hace el truco de los aros” y encontrar la solución al efecto que estamos presentando. Sabiendo esto, tendremos que intentar que nuestra presentación sea tan divertida y llamativa que no quieran perder tiempo en otra cosa que no sea mirar los que está haciendo el mago ahí arriba.

Otra cosa que no me puedo quitar es mi obsesión por enseñar cosas, pero esto no me pasa solo en la magia, me pasa en la vida general. Me encantaba cuando la educación de los jóvenes recaía en todos los adultos de la sociedad, y eso es algo que desgraciadamente se está perdiendo. Pues pienso que tengo un sitio privilegiado, soy un espejo donde durante una hora los niños se están mirando, y eso lo utilizo para transmitir valores y conocimientos variados, siempre dentro del guión del espectáculo.

¿Qué anécdotas más curiosas te han sucedido a lo largo de estos años en tus actuaciones solo o en compañía de Fran?

Trabajar con público infantil es una fuente inagotable de anécdotas, así que voy a contaros un par de ellas para no aburriros, ambas escatológicas pero de las que se puede aprender. A mi personalmente me ha pasado en más de una ocasión, darme cuenta de que mi niño ayudante tiene ganas de ir al baño. A esto ayudan mucho los nervios, el sentirse observado, así que cuando veo que bailan en exceso, o se empiezan a tocar con más frecuencia de la normal, les pregunto si se están haciendo pipí. Si me dicen que si, les mando al baño y me invento algo para esperarlos, no puedo cambiar de voluntario, me parece injusto que por ir a hacer pipí pierda el momento del que iba a ser protagonista. Pues aquel día no lo vi venir. Tenía al niño encima de una silla, era un niño de 6 o 7 años y el juego consistía en que tenía que aguantar el pipí para demostrar que no estaba hipnotizado (era una preparación para el clásico efecto del embudo), pues llegados a un momento, el niño levanta los brazos y me dice “profe, gané”, y al mirar, pude descubrir que había un charco entre sus pies. Evidentemente ahí terminó el juego, ni embudos ni leches, pedí un aplauso para él y se fue tan contento pensando que lo había hecho bien.

Con el mismo juego, una vez en Zamora, actuando con Fran. El tema es que el niño tenía que beberse una botella pequeña de agua para el juego, y aquel niño sufrió un ataque de risa mientras bebía. El agua se fue por donde no debía dentro de su cuerpo y aquella criatura empezó a vomitar como si no hubiera un mañana. La escena era dantesca: el niño vomitando pero partiéndose de risa al mismo tiempo, Fran y yo no sabíamos donde meternos, yo buscando una fregona, Fran tapando como podía al niño para que no se viera mucho, el niño que más se reía y más vomitaba, y mientras tanto (aquí viene lo mejor de la historia), el padre grabando con el móvil y riéndose mas que el vomitón de su hijo.

Cuando trabajas con niños cualquier cosa puede pasar, lo bueno es saberlo y tener salidas para ello.

¿Qué libros son tus abc que todos los magos deberían de echar un vistazo como mínimo una vez en su vida?

Creo que aquí mi respuesta va a ser curiosa, sobre todo dedicándome a la magia infantil/familiar. Bien es verdad que hubo dos lecturas que en mi especialidad cambiaron mi visión de lo que era la magia que yo quería hacer. Por un parte el “Serio de remate” de Silly Billy, la idea de que lo importante era el camino y no el destino (con los años no estoy tan de acuerdo con sus teorías pero en aquel momento me maravilló) y por otra parte unas pequeñas notas de Carlos Adriano que creo recordar que se llamaban “Mete las manos, mete los pies” que hablaban de la bolsa de cambios. Aquellas notas abrieron mi mente hasta límites que antes no habían llegado, y recuerdo la idea principal que saqué de aquel trabajo y es que “la magia no está en nuestros cacharritos, la magia está en nosotros”. Brillante Carlitos, como siempre.

Posteriormente llegó a mis manos “El libro de las maravillas” de Tommy Wonder, que alguien recomendó en el Foro de La Dama Inquieta. Amigos, eso de que “la magia tenía que pasar por algo” fue un golpe en mi cabeza que aun me dura, y es el libro que creo que todo aficionado a la magia debería leer un par de veces al menos.

Y hablando de libros ¿qué podemos encontrarnos en Haciendo grande la magia infantil?

Bueno, hablar de libro me parece un poco pretencioso, son unas pequeñas notas que sirven de apoyo, o material complementario a la conferencia que imparto con ese mismo título, que dicho sea de paso, puede resultar pretencioso hasta que lo explico. Mi idea es la siguiente: somos muchos los magos que hacemos cumpleaños y fiestas así pequeñas de salón, tenemos nuestros números bien ensayados y preparados para hacerlos todoterreno, porque uno nunca sabe lo que se va a encontrar. Pero llega el día en que me toca actuar en un escenario más grande, un teatro, un escenario alto en un colegio o la plaza de un pueblo el día de sus fiestas patronales. Y pretendemos hacer lo mismo que nos funciona en los cumpleaños. Esto no siempre nos va a funcionar, al menos no sin cambiar nada. A eso me refiero con “hacer grande” y es que si nuestro escenario crece, nuestro espectáculo debe crecer, adaptarse al sitio en el que vayamos a actuar, porque son muchas cosas las que cambian de un salón a un teatro.


Este trabajo cuenta un poco como lo hago yo, los juegos que hago, los espectáculos que tengo y como he conseguido solucionar algunos de los problemas con los que a este respecto me he ido encontrando en los últimos años.

Eres conductor de un programa de radio en formato digital “Fuera de este mundo” ¿Nos podrías hablar de él y de cómo surgió esa idea?

Afortunadamente hago muchos kilómetros conduciendo al cabo del año y desde que nació la radio a la carta soy un consumidor compulsivo de podcasts. La radio ha sido mi pasión desde pequeño, desde aquellos años que me acostaba en la cama con mi padre escuchando a Jose María García, pasando por la época de instituto donde hacía con otros compañeros un informativo juvenil en la emisora local de Radio Nacional de España. Desde hace algo más de dos años tengo una sección mensual en una radio local donde, además de hablar de magia, cada mes hago un juego de magia por radio para que la gente pueda hacer desde su casa (esto dicho así parece sencillo pero me cuesta la misma vida encontrar juegos que se adapten a lo que yo quiero. Por cierto, os recomiendo el libro que de esto tiene el amigo Imanol Ituiño). Así que el hecho de poder escuchar los programas de radio a la hora que yo quisiera me pareció el mejor invento de la historia (después de la nevera). Si a eso le sumamos que podía encontrar programas de infinidad de temas, que no salían en ninguna radio sino que gente en su casa hacía con amigos para hablar de mil temas distintos, el universo ya se podía cerrar.


¿Y si aprovecho que voy a tantos festivales para unir todo eso en algo que yo haga? Esa fue la pregunta que rondó mi cabeza hasta que le pude dar forma y pedí ayuda a mi hermano mágico Francis Zafrilla, que me dio el último empujón y ala, a editar programas. Es un programa mensual donde abordamos muchos temas todos relacionados con la magia, montado en plan radio, intentando ser lo más profesional posible, con un audio de calidad, unas secciones interesantes, y unos colaboradores con los que me quito el sombrero. A día de hoy, mientras escribo estas líneas ya hemos publicado 8 programas (imagino que cuando tu lo estés leyendo habrá alguno más) y estamos muy contentos con la repercusión que está teniendo dentro del colectivo mágico. Hemos decidido que tras el programa 12 cerramos el primer ciclo, y en enero empezamos la segunda temporada, con algunas novedades. Todo esto si no nos cansamos antes porque (dicho sea de paso) todo esto lo hacemos por amor al arte (nunca mejor dicho).

Tú que te has enfrentado a retos a la hora de hacer magia a niños de diferentes edades ¿Cuál es la mejor edad para presentar la magia a los niños y que ellos la entiendan, la vivan y disfruten con ella?

El secreto no va a estar tanto en la edad del público sino en hacer una magia que se adapte a lo que tenemos delante. Si hago magia en una guardería no voy a hablarles de la ley de la gravedad y si estoy en un instituto no vamos a ver como el conejito pasa de esta puerta a esta otra puerta. Dicho lo cual, si me preguntas la edad con la que yo prefiero trabajar, lo que más me alucina es cuando me toca hacer magia para cumpleaños de 5 ó 6 años. Me gustan mucho los cumples, también de más mayores, pero cuando me dicen que es para 5 ó 6 años sé que me lo voy a pasar muy bien.

¿Algún consejo para los magos noveles y para los que temen enfrentarse a la magia infantil?

Como dice el amigo Melgar, no soy yo nadie para dar consejos así que los consejos que daremos son los que nos han ido dando a nosotros en estos años. Creo que lo mejor para quitarse el miedo a los niños es enfrentarse, porque cuando lo hagas vas a poder comprobar como tú te lo pasas mejor que ellos, y eso se transmite. Los niños quieren pasarlo bien, y nosotros tenemos que ser unos facilitadores de ello, tenemos muy buenas herramientas porque sabemos hacer magia, y la ilusión es un buen camino para pasarlo bien todos juntos.

Quizás si me voy a atrever a dar un consejo y es que no tengáis miedo de preguntar, a mi o a quién sea. En este colectivo somos muy dados a ayudarnos unos a otros, en todos los años que llevo en esto me cuesta pensar en alguien que no me haya ayudado, pero también creo que he sabido preguntar, buscar asesoramiento cuando es necesario (y créeme que siempre es necesario, siempre estamos aprendiendo). Dicho lo cual, ya sabéis donde me tenéis.

¿Nos podrías hablar si se avecinan nuevos proyectos y en qué andas metido ahora?

Nuevos proyectos es el eterno problema de los que trabajamos en esto con cierta frecuencia. Creo que siempre estoy con nuevos proyectos. Creo que el Cantando bajo la Magia tiene que tener un final, pero lo creo desde que nace, así que siempre estoy pensando cosas nuevas. A día de hoy creo que estoy cerca de poder presentar un nuevo espectáculo, a ver si en unos meses puedo jubilar el Cantando y presentar el nuevo, que son muchos festivales en los que quiero repetir y para ello hay que renovar material.

Muchas gracias Luigi por tu labor, tu cercanía y por querer compartir con todos nuestros lectores tu visión acerca de este arte ¿Te gustaría añadir algo más?

Nada más amigos, perdonarme si me he enrollado mucho pero es que con las teclas me pasa igual que con las palabras, que cuando veo la puerta abierta no encuentro el momento de cerrarla.
Muchas gracias a ti por haber encontrado una forma más de llenar nuestro tiempo conociendo a otros compañeros por esta vía. Larga vida a Reviews de Magia (el nombre no te salió muy canario eh?)

Un abrazo amigos
Luigi Ludus


Para conocer más acerca del trabajo de Luigi Ludus, pueden hacerlo a través de sus redes sociales y página web 

                    

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