Magiqueando con Ángel Simal



Preparen sus ojos, tomen sus asientos y abróchense sus cinturones, ¿están listos? Espero que sí porque haremos un pequeño viaje, segunda estrella a la derecha y todo recto hasta donde nuestra imaginación nos pueda llevar, y es que el mago que nos visita hoy, es pura creatividad y dinamismo, hace muy poco ha lanzado su primer libro “El ensayo del Fallo” y estoy seguro que nos va a hacer pasar un rato muy mágico.

Buenos días Ángel, 

Primero que nada felicitarte por el libro, es un estudio muy completo y aborda tantos puntos, desde cómo nos sentimos tras un fallo, como preverlo, cuidar los materiales para evitarlos... Se nota que ha sido un proceso de recopilación arduo pero de seguro te ha merecido la pena.

Muchas gracias. El libro surgió de una pequeña charla que preparé para el Círculo de Ilusionismo Vallisoletano. Por motivos diferentes la charla se aplazó, y cuando me marché a vivir a Nueva Zelanda con aquella presentación pendiente, fui ampliando el estudio que había hecho hasta el punto en que me di cuenta que había alcanzado una extensión considerable. No tenía conocimiento de ninguna publicación que girara en torno al tema de los fallos forzados por los magos como un recurso para alcanzar un clímax mayor en las presentaciones de efectos, aunque sí existían referencias o pequeños apuntes de teoría como en los libros de Tommy Wonder. Pensé que sería bonito aportar algo a la comunidad mágica y decidí poner el estudio disponible para todos.


Para los que no te conocen, he leído que empezaste en el mundo del ilusionismo a los dieciocho años y que tu afición no nació aquí en España, ¿Podrías contarnos acerca de esa historia?

Bueno, la magia siempre me había gustado pero sólo la había visto por televisión. Cuando acabé el colegio me marché a trabajar al parque de atracciones “Paramount’s Kings Island” en Ohio, Estados Unidos. Allí conocí a un mago local con el que aprendí a hacer mis primeros juegos. Nada más volver a España exploré para encontrar una tienda de magia y me compré mi primer libro de magia, “La magia pensada” de Ramón Rioboó.

¿Ha cambiado la magia nacional desde que empezaste hasta ahora? ¿Ves más fácil formarse ahora que antes?

Sin duda, y eso es buena señal porque demuestra que es un arte vivo. Veo más fácil formarse ahora por las facilidades que ofrece internet, pero igualmente veo más fácil “deformarse” en estos tiempos en los que no se valora el esfuerzo por llegar a conseguir las cosas. Todos valoramos la originalidad, pero para alcanzarla se nos olvida que hace falta usar la cabeza y la imaginación.

 ©Fotógrafo Giuseppe

De telecomunicaciones a la magia, ¿Cómo sucedió ese cambio?

Ese cambio no ha ocurrido nunca. Tengo la suerte de poder vivir en los dos mundos y me gusta que así suceda. Alterno proyectos mágicos con proyectos de ingeniería según la temporada, las opciones que haya sobre la mesa y cómo me sienta. La vida sería muy aburrida si siempre me dedicara a lo mismo.

Siempre estás en proceso de creación, construyendo, reinventándote. ¿Qué es lo que te motiva a llevar a cabo esa evolución constante?

Ascanio decía que sólo sabía hacer perfectos uno o dos juegos. Siempre puede surgir una idea que mejore un momento de una rutina. Muchas veces ocurren cosas durante un espectáculo que hacen que volvamos a dar una vuelta de tuerca a nuestra presentación. Como Ascanio, creo que no existe la perfección, y la motivación radica en el afán de superación.



Uno de tus ídolos es Lance Burton ¿Te ha influenciado mucho su estilo mágico?

Me encanta su limpieza de movimientos y su sencillez a la hora de interactuar con el público, aunque quizás la mayoría de magos le conozcan más por sus números musicales y su estética clásica. Como ese estilo de mago clásico no es el mío, yo me he quedado con la parte de intentar hacer el personaje más cercano y caer bien a los espectadores.

Hace unos años decidiste irte a Nueva Zelanda ¿Qué buscabas y esperabas encontrar?

La felicidad. Necesitaba una desconexión total de la crisis económica y de valores que reinaba por aquí.



¿Cómo está el nivel mágico por allá, se puede vivir de la magia?

No. Es un país maravilloso para perderte y la aventura, pero no para vivir de la magia.

Cuando llegué allí coincidió que el Club de Magia de Wellington se acababa de fundar. Allí hice un montón de buenos amigos. Organizamos algunos eventos e intentamos enseñar a la sociedad neozelandesa que un mago puede ser algo más que un entretenedor de niños vestido con colores chillones. Aún siguen trabajando en ello y por lo que sé (volví por allí hace unos meses), poco a poco lo van consiguiendo.


Tienes un espectáculo que me llamó la atención y espero algún día poder verlo, “ Do you speak magic? ¿Podrías hablarnos de él?

Es un espectáculo de magia en inglés para escuelas de idiomas y colegios, aunque este año también lo he presentado en el festival de la Villa Encantada de Cuéllar (Segovia). La idea es que público no nativo descubra que puede disfrutar de un espectáculo en inglés al mismo nivel que disfrutarían de uno en castellano, y así cuando viajen al extranjero no tengan reparo a entrar en grandes musicales, obras de teatro y otros espectáculos.

En el Ensayo del Fallo expones un tema que puede resultar para muchos un tanto tabú, el temido fallo ¿Cómo nació la idea de escribir un libro técnico así? ¿Por qué crees que es tan tabú este tema?

La idea surgió de una charla impartida por Quique Álvarez, presidente del Círculo de Ilusionismo Vallisoletano. Quique nos habló en su charla sobre fundamentos del ensayo.

Nos cuesta mucho reconocer los fallos. Nos hacen sentir inseguros cuando en realidad son una base para poder trabajar y conseguir éxitos. Seguro que Picasso pintó muchos cuadros malos antes de alcanzar sus mejores obras…

 ©Fotógrafo Giuseppe

¿Qué opinas de estas dos frases : “el ensayo es como un banco, si usted no pone nada, usted no conseguirá nada” y “el público perdona el error pero no el aburrimiento”?

Por desgracia, hoy en día poner algo en un banco no garantiza que vayas a conseguir nada. En los tiempos de Dai Vernon supongo que sería diferente. En teoría, ambas cosas nos deberían ayudan a ser solventes ante una futura adversidad.

Sobre la frase de Jorge Blass, entiendo que quiere decir que lo mejor que podemos hacer si llegamos al punto de “no retorno” en que metemos la pata en escena, lo mejor es reírte de ti mismo. Estoy de acuerdo porque con tu rebaja de status escénico consigues humanizar a tu personaje y gustar a tu público, y te acabarán perdonando el fallo.

Antes de despedirnos, ¿Te gustaría compartir algo más con nuestros lectores?

Espero que disfrutéis de El Ensayo del Fallo tanto como yo he disfrutado al escribirlo. Puede que no haya inventado nada nuevo, pero he querido recopilar y poner en orden muchas ideas y consejos que a través de experiencias propias y de muchos amigos he ido aprendiendo. Mi objetivo es hacer que te pares a pensar un poco sobre ciertos detalles de nuestro arte, la magia. El Ensayo del Fallo es un proceso creativo donde la imaginación, la técnica y la experiencia se unen para acudir al rescate del mago en apuros.

Muchas gracias por regalarnos el Ensayo del Fallo, una joya que debería ocupar un lugar dentro de la biblioteca mágica de todos los magos, y por haber compartido este rato mágico con nosotros.

Un placer estar con vosotros. Muchas gracias por este rato.


Para acceder a la web personal  de Ángel Simal picar aquí 

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